Como Aldabatreku se convirtió en Treku

Cómo Aldabadetreku
se convirtió en Treku

FOTOGRAFÍA:

Xabier y Gorka Aldabaldetreku, nietos del
fundador de muebles Treku
y actuales directores.

Cuando amanece en Zarautz, los rayos de sol tardarán todavía varios minutos más en acariciar el barrio de Olaa. Es el tiempo que la luz emplea en abrirse paso a través de las colinas entre las que se esconde este paraje puramente rural, situado a apenas dos kilómetros de una de las playas más conocidas del País Vasco. Olaa no es como el Zarautz turístico. Está tapizado con verdes praderas en las que todavía pasta el ganado y apenas lo habitan una docena de caseríos –la granja típica de Euskadi- hábilmente diseminados. Una pequeña regata de agua fresca, Olaa, la misma que da nombre al lugar, vertebra y llanea el barrio permitiendo que corra junto a ella la carretera.

FOTOGRAFÍA:

(Arriba) Imagen del Flysch de Zumaia, que muestra más de 60 millones de años de la historia de la Tierra.

Es allí donde se levanta la nave de muebles Treku, el edificio que todos los días se despierta a la misma hora, la seis de la mañana, cuando un operario enciende la caldera, alimentada con la madera descartada de la construcción de muebles, y pone en marcha toda la maquinaria. Una hora después, cuando llega el resto de trabajadores, el circuito de producción ya está caliente y pueden iniciar su actividad.

No siempre ha sido así porque Treku no siempre estuvo ahí. La empresa fue creada muy cerca del casco histórico de Zarautz, en un modesto arrabal industrial, en el año 1947 de la mano de Jesús Aldabaldetreku, el aitona (‘abuelo’ en euskera) de los actuales gestores. Su vocación era hacer muebles de baño para los vecinos de Zarautz pero, pronto, comenzaron a demandar sus servicios en pueblos de todo el País Vasco. Aunque Jesús trabajaba un mueble clásico y sencillo, era extraordinariamente valorado por unos clientes que apreciaban su esmero, su seriedad y su gusto por los detalles.

Tras su jubilación, los hijos ampliaron el negocio, transformaron una pequeña carpintería en una factoría moderna y comenzaron a vender sus productos en toda España. Treku evolucionaba, se trasladaba a una nave de 12.000 metros cuadrados en el barrio, también zarautzarra, de Olaa y el diseño de sus muebles empezaba a mostrar la sutilidad que hoy caracteriza a todas sus colecciones. El Treku de hoy es fruto de la experiencia del ayer y del pensamiento del mañana.

La maquinaria moderna ocupa la mayor parte de la superficie de su factoría pero los dedos y ojos siguen siendo una parte fundamental del proceso de fabricación de muebles. Son esos dedos y esos ojos los que seleccionan nudos y flores en las chapas de roble; los que se encargan de que un mueble luzca el mejor tostado que caracteriza al nogal; o los que son capaces de vislumbrar los destellos rosados que emitirá en los años siguientes el roble americano al envejecer.

FOTOGRAFÍA:

(01) La segunda y tercera generación de la familia Aldabaldetreku.
(02) Jesús Aldabaldetreku, el fundador de Treku, junto a su esposa Jesusa.

El Treku de hoy es tecnología y, sobre todo, oficio, un oficio maderero que desde hace más de 500 años se halla en el ADN de las carpinterías de Zarautz. El Treku de hoy son los nietos de Jesús y la plantilla de trabajadores formada por carpinteros, diseñadores, comerciales y gestores. En un rincón de la zona de oficinas de Treku, siempre aromatizado por la presencia de la máquina del café, descansa una mesa de madera de apenas un metro cuadrado. No tiene cajones ni módulos auxiliares, es una superficie rectangular, lisa y austera en la que el antiguo contable desarrolló, durante años, el concienzudo trabajo de cifras y balances de la empresa. Hace tiempo, mucho tiempo, que no se utiliza pero se guarda como un recuerdo nostálgico de lo que la empresa una vez fue.

Cerca de ésta hay un mapa del mundo con pequeñas banderas clavadas que señalan los países en los que Treku distribuye sus creaciones. Se distinguen más de cincuenta alfileres, fruto de los esfuerzos de internacionalización llevados a cabo en los últimos años. Si se unieran éstas con un hilo imaginario se podría dar una vuelta completa al planeta. Una vuelta que comenzó en 1947 Jesús Aldabaldetreku, el abuelo carpintero. Una odisea cuyo rumbo es elegido por el mueble contemporáneo e imperecedero que se elabora en este barrio rural de Zarautz en el que siempre amanece unos minutos más tarde.